Ana Lirux, la primera mujer científica, creó la máquina de los sabores.
Ana ya no tenía más ideas para nuevos sabores, así que inventó la máquina flotadora. Servía para absorber lo que ponía adentro y lo hacía flotar.
Ese mismo día, se acordó de que tenía una cita con un amigo. Y, de tan apurada que estaba, se olvidó de apagar la máquina. Así que fue chupando todo lo que estaba en la casa.
Cuando Ana llegó ya era muy tarde, la máquina de sabores había absorbido hasta su postre: las frutas. Después de varias horas de limpieza, aparecieron un montón de cosas redondas en la máquina de sabores.
Como parecía comestible, ella las probó y descubrió que eso era ¡una fruta con sabor a todas! La llamó Lirux, como su apellido, y enseguida se la llevó al jefe de ciencia.
Al día siguiente, Ana estaba en todos los diarios porque se había ganado el premio al mejor invento del mundo
Ana ya no tenía más ideas para nuevos sabores, así que inventó la máquina flotadora. Servía para absorber lo que ponía adentro y lo hacía flotar.
Ese mismo día, se acordó de que tenía una cita con un amigo. Y, de tan apurada que estaba, se olvidó de apagar la máquina. Así que fue chupando todo lo que estaba en la casa.
Cuando Ana llegó ya era muy tarde, la máquina de sabores había absorbido hasta su postre: las frutas. Después de varias horas de limpieza, aparecieron un montón de cosas redondas en la máquina de sabores.
Como parecía comestible, ella las probó y descubrió que eso era ¡una fruta con sabor a todas! La llamó Lirux, como su apellido, y enseguida se la llevó al jefe de ciencia.
Al día siguiente, Ana estaba en todos los diarios porque se había ganado el premio al mejor invento del mundo
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